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Capítulo Dos
Resonancia Magnética Nuclear


02-01 Principios básicos


as imágenes adquiridas para fines médicos a menudo parecen si­mi­la­res; re­co­no­ce­mos fá­cil­mente que muestran la misma parte de la anatomía humana. Sin embargo, la información que estas imágenes contienen así como su re­so­lu­ción espa­cial son diferentes. Algunas imágenes muestran solo anatomía, otras mez­clan ana­to­mía e información metabólica, tal como lo prueban las cua­tro imá­ge­nes del cerebro en la Figura 02-01.


Figura 02-01:
Imágenes similares: cortes transversales a través del cerebro. Los métodos de adquisición va­rí­an:
(a) to­mo­gra­fía por emisión de positrones,
(b) una muestra anatómica,
(c) to­mo­gra­fía axial computarizada y
(d) imaginería por resonancia magnética. La principal discrepancia fun­da­men­tal entre las distintas téc­ni­cas se explica en la Tabla 02-01.


Tabla 02-01:
Espectro de radiación electromagnética. La radiación utilizada en la RMN y la IRM es mucho menor que aque­llas para los rayos γ o los rayos X.


La materia consta de átomos (e.g, ¹H, ¹²C, ¹⁶O, ³¹P, etc.). Un átomo de un ele­men­to di­fi­ere de un átomo de otro elemento en su estructura interna: el nú­me­ro de pro­to­nes, neutrones y elec­tro­nes. Los protones y los neutrones constituyen el núcleo; los protones tienen carga positiva, los neutrones no poseen carga, y los elec­tro­nes que or­bi­tan alrededor del núcleo están cargados ne­ga­ti­va­mente. Di­fe­ren­tes composiciones nucleares y el número de electrones circundantes dan como re­sul­ta­dos distintas propiedades físicas.

A diferencia del color o la textura, algunas propiedades físicas no son fácilmente per­cep­ti­bles. Tal es el caso de las propiedades magnéticas de los núcleos atómicos, que son la base del fenómeno de resonancia magnética nuclear. A pesar de que estas propiedades no puedan ser visualizadas, sí están bien definidas y obedecen a cier­tas reglas.

Esto nos permite hacer analogías con fenómenos más conocidos con el fin de ayu­dar en la comprensión de estos procesos.

A través de ondas electromagnéticas, las propiedades magnéticas permiten la pro­duc­ción de imágenes del cuerpo humano que podrán proporcionar información sobre la morfología y el funcionamiento del organismo. Debido a la buena pro­pa­ga­ción de fre­cu­en­cias y longitudes de onda de las ondas electromagnéticas su interacción con la materia es muy variada en las diferentes partes del espectro.

La radiación utilizada para obtener imágenes por resonancia magnética es muy di­fe­ren­te de la que encontramos en las técnicas de imagen mediante rayos X y ra­di­a­ción γ (Tabla 02-01). Ocupa un amplio rango que va desde la frecuencia AM, pa­san­do por las frecuencias utilizadas en móviles, radioaficionados y televisión a las fre­cu­en­cias de radio FM. Su valor es de aproximadamente nueve órdenes de magnitud menor que las frecuencias correspondientes a rayos X o γ (utilizados para los exá­me­nes con radioisótopos) y se considera biológicamente segura (continúa en el Ca­pí­tu­lo 18).

Desde el descubrimiento de los rayos X por Roentgen han pasado cerca de 130 años. Él consiguió generar imágenes del cuerpo humano mediante rayos x, las cuales resultan de las interacciones entre estos rayos y las nubes de electrones de los átomos del organismo.

Las señales de resonancia magnética nuclear nacen de la interacción de las ondas de radio con los propios núcleos atómicos. Esta es la razón que justifica la ne­ce­si­dad de un equipo de imagen completamente diferente y el comportamiento pe­cu­liar del contraste en RM en comparación con otras técnicas de imagen.